miércoles, 5 de marzo de 2014

Gustavo Adolfo Bécquer: ''Los ojos verdes''

''Los ojos verdes'' es una de los 28 relatos que escribió Gustavo Adolfo Bécquer, a los que llamó leyendas. Bécquer es un autor lírico y literario del movimiento romanticista, que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIX. Este movimiento tanto literario como político, llamado ''Romanticismo'' fue el resultado de un choque con la época anterior, que se basaba en la razón. Ésta no supo solucionar todos los problemas del hombre, puesto que éstos tenían sentimientos, emociones, ideales, fantasías... etc, que necesitaban expresar. Las ataduras y las reglas no permitían esta expresión, necesitaban la libertad. Fue así como surgió el Romanticismo, cuyas características vemos reflejadas en la leyenda.

''Los ojos verdes'' cuenta la historia de unos cazadores. En una cacería Fernando dispara a un ciervo, dejándolo malherido, pero éste escapa antes de que logren atraparlo, en dirección a la fuente de los Álamos. Hay rumores en el pueblo acerca de este lugar, dicen que allí mora un diablo y que nadie se ha atrevido a acercarse nunca. Fernando, enfadado por haber perdido a su presa y en representación de su virilidad, se adentra en el bosque haciendo oídos sordos de la advertencia de su montero. Al cabo de unas horas, Fernando regresa con la presa, sin un rasguño. Pero nada vuelve a ser lo mismo: el comportamiento de Fernando cambia y desaparece muchas horas al día sin decirle a nadie a dónde va. Fernando creía haber visto unos preciosos ojos verdes en el fondo de la fuente el día que fue en busca del ciervo, y, desde entonces, obsesionado con ellos, no paraba de buscarlos. Los buscó por todos los alrededores, pero no había mujer con ojos semejantes a esos que le habían hecho experimentar tales sensaciones. Fernando, acabó contándoselo a su montero, Íñigo. Le contó acerca de esos ojos verdes que vio en el fondo de la fuente y la manera en la que le habían cautivado. Íñigo empalideció, pues conocía aquella historia: se contaba que el diablo que habitaba en la fuente, tenía unos preciosos ojos verdes y se escondía en el cuerpo de una bella mujer. Fernando, a pesar de todo, montó en su caballo y volvió a la fuente, seguro ahora de que esta vez volvería a ver esos ojos. Y lo hizo. Consiguió algo más que eso, esos ojos le hablaron. Él, embelesado, le confiesa su amor, y ella, le pide que se acerque más... y más... y más... al borde del río, para abrazarlo. Éste lo hace y en aquel momento, Fernando desaparece para siempre entre las profundidades de la fuente de los Álamos.

El tema de esta leyenda es el amor exaltado, que puede llegar a obsesión, y la forma en la que éste controla nuestro comportamiento, anulando incluso toda parte racional de nuestro cerebro.

La fuga del mundo circundante, hacia lugares exóticos como la fuente de los Álamos; o lo misterioso y sobrenatural, como esos ojos verdes; son características propias del Romanticismo que debemos destacar de la leyenda.


A pesar de ser algo irreal, imaginario y fantástico, encierra un comportamiento y sentimiento que está presente en el mundo real. El amor loco, que hace que abandonemos cualquier parte racional que tenemos, haciéndonos actuar conforme él nos dicta; es algo que ocurre mucho al principio de un enamoramiento. Cuando por primera vez ves a alguien que te cautiva, aún sin conocerlo, aún sabiendo que no es bueno para ti, pero solo quieres saber más y más de él; eso está reflejado en esta leyenda. El amor influye en nuestro comportamiento, y es algo que tenemos que controlar. Pues, aunque tampoco hay que ser una persona fría y calculadora, tampoco debemos dejar que nos ciegue el amor. Tenemos que ver más allá. Amar, pero sabiendo que amamos y actuando para ello, no por ello.

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